HERA
Hija de Crono y Rea, hermana y legítima esposa de Zeus. También era la hermana mayor de Hestía, Deméter, Poseidón y Hades. Hera fue criada por Océano y Tetis mientras Zeus luchaba con Crono. Se dice que Hera nació en Samos, donde tiempo después se fundaría su santuario más importante, el Heraion, cuya primera sacerdotisa fue Admete. Otras versiones dicen que nació en Argos. En Eubea se decía que Makris, una ninfa local, fue la nodriza de Hera, mientras que en Estinfalia aseguraban que fue criada por Temeno, constructor de un témenos en su honor y divulgador se su culto.
Hera, joven y mucho antes de casarse, ya tenía relaciones sexuales con Zeus. Dice una tradición de Nauplia que Hera se bañaba en la fuente Canato todos los años para recuperar su virginidad. Otra tradición dice que la primera vez que Hera y Zeus se unieron, el dios del rayo causó una fuerte lluvia y se transformó en cuco. Entonces se posó sobre las manos de Hera, mojado y con frío. A Hera le causó pena el pajarillo y lo tapó con sus ropas, oportunidad que Zeus usó para violarla. Al principio Hera se resistió, pero cedió ante la promesa de su hermano de hacerla su legítima esposa. Desde entonces, el cuco se transformó en el símbolo de la diosa.
Entre los hijos de Hera y Zeus están Ares, dios de la guerra, Hebe, quién se casó con Heracles y también Ilitía, diosa de los partos. Hera también fue madre de Hefesto, aunque no hay consenso si lo tuvo con Zeus o sola. Además, Hera crió a Tetis como si fuera su hija, la casó con Peleo y cuidó a su nieto Aquiles. Crió al León de Nemea, a la Hidra de Lerna y al Dragón Guardián de las Manzanas de las Hespérides, monstruos asesinados por Heracles. El mito cuenta que Hera amamantó a Heracles sin saberlo, porque ningún hijo de Zeus tiene derecho a los privilegios divinos sin mamar de la leche de Hera. Al nacer Heracles, Hermes lo colocó a escondidas en el pecho de Hera. Cuando la diosa se dio cuenta, el bebé ya estaba satisfecho, pero al sacarlo se derramó su leche, lo que formó la Vía Láctea. Cuando la leche cayó en la tierra, brotaron los lirios blancos.
Hera defendía a los que le rendían tributo y era vengativa con los que no lo hacían. Era conocida por ser implacable a la hora de perseguir a las amantes de Zeus y a sus hijos ilegítimos. Persiguió a Leto, Io, Semele, Egina y a Calisto, a quien transformó en Oso. Aún así, el que más sufrió fue Heracles, que nunca terminó de pagar por el afecto que le tenía su padre.
Cuando Hera se enfurecía, lo que era bastante recurrente, temblaba el firmamento y se sacudía todo el Olimpo. Nunca perdonó a Zeus sus innumerables infidelidades. En cierta ocasión, Hera abandonó a Zeus con la intención de nunca volver. Entonces el dios pidió consejo a Citerón, que le aconsejó vestir de novia a una estatua de madera y anunciar su nuevo casamiento. Apenas se enteró, Hera volvió al Olimpo y le sacó el velo a la supuesta novia, pero se rió al ver que era todo un truco de su marido, al que decidió darle otra oportunidad. Por eso en Citerón se celebran las fiestas Dedalas en conmemoración a la estatua.
Grimal, Pierre, (1989). Diccionario de mitología griega y romana. Trad. Francisco Payarols, Barcelona, España: Paidós.
Graves, Robert, (2007). Los mitos griegos I y II. Trad. Esther Gómez Parro, 2001. Madrid, España: Alianza Editorial.